Saturday, May 23, 2009

Los pude escuchar venir a mas de cien metros. Podía oír sus rodillas temblando en la humedad de la madrugada, cagándose de frío o de miedo o de ambos, mientras esperaban una señal. Yo ya había recibido la mía. Los podía oler por encima del perfume de la mina que estaba conmigo en ese hotel, oía sus pasos por encima de sus gemidos, veía sus ojos detrás del maquillaje de la chica. Me la saqué de encima diciéndole que se escondiera en un rincón, que iba a estar todo bien, que enseguida íbamos a seguir, pero primero tenía que hacer algo. Ella se río, probablemente pensó que estaba queriéndole decir delicadamente que necesitaba usar el baño o algo por el estilo. Cuando le insistí en que se quedara agachada en un rincón, me miró en forma rara. Entonces no le dije más nada, simplemente saqué un par de manoplas de mi bolso, me las coloqué y me quedé parado frente a la puerta esperando. No tuve que esperar mucho, enseguida se sintieron sus pasos en el pasillo, y estaba esperando el golpe que tiraría abajo la puerta justo en el momento en que cayó. Avancé antes de que el uniformado que tenía la maza en las manos pudiera levantarla de nuevo, le dí un golpe seco justo en el medio de los ojos, y me llevé la maza cuando traje de vuelta la mano.
Casi sin darme cuenta empezaron a caerme encima los azotes de esos bastones largos que les gustan usar a ellos, aunque en la incomodidad del pasillo se les dificultaba bastante conectar bien. Me decidí por salir al pasillo para complicarles un poco más la cosa, a ver qué podía hacer con la maza. Entonces pude ver que no eran tantos, nada más que seis, contando al que ya había golpeado, que ahora se apoyaba contra una de las paredes del pasillo sangrando de la nariz notablemente. El pasillo era más bien un corredor angosto que ni siquiera dejaba espacio para hacer girar la maza a mi alrededor y sacármelos de encima a más de uno por vez. El tipo al que se la saqué debió estar parado contra la pared opuesta a la puerta sosteniendo el martillo sobre su cabeza para poder haberla reventado.
Me metí de vuelta en la pieza rápido, y atrás de mi vinieron dos de ellos, y mi nueva ubicación hizo que no duraran mucho antes de llegar al suelo. Los otros tres lo pensaron mejor y se quedaron afuera apuntándome con sus rifles cortos. Por suerte para mí, todas las balas letales estaban saliendo del país y las mandaban a las cabezas de pobres diablos que nunca iba a conocer. Así que en vez de una muerte rápida y segura tuve que soportar bala de goma tras bala de goma haciéndome saltar la piel de las rodillas al cuello, hasta parecer lo suficientemente golpeado como para que se animaran a entrar y probar los garrotes en mí. Pero lo cierto es que no saben de que estoy hecho, y apenas se me acercaron lo suficiente levanté el martillo sobre mi cabeza y casi sin darme cuenta los dejé repartidos por todo el suelo. Respiraba por la nariz pero estaba agitado, y me acordé de la chica. Seguía en el rincón, pero se había puesto pálida, muy pálida, con los ojos clavados en ellos, después en mí, después de nuevo en ellos. Me acerqué a ella tratando de no asustarla, estiré la mano para que se levantara, y le dije que se vistiera. Yo hice lo mismo, y nos fuimos, y yo me llevé la maza y uno de los rifles.
Pensaba hacerle algunas preguntas al tipo de la administración, porque no se me ocurría otra forma de que se hubieran enterado que yo estaba ahí, pero lo encontré muerto, tirado detrás de su puestito en la recepción; le habían abierto la cabeza con el martillo gigante, igual que probablemente tenían pensado hacer conmigo. Igual necesitaba saber si era él que me había botoneado o si había sido alguien más, pero para sacarme la duda tenía que pedirle ayuda a un amigo que andaba en la magia negra, uno de los últimos. Lo llamé, y me dijo que todavía podía sacarle esa información al cadáver, pero que iba a necesitar la cabeza. Así que no tuve más remedio que sacar mi cuchillo (si, también ando con un cuchillo encima todo el tiempo) y serrucharle la cabeza lo más rápido posible. Y salí de ahí con las armas, la chica y la cabeza.

Sunday, November 16, 2008

Vagando por las calles, mirando la gente pasar, el extraño de pelo largo sin preocupaciones va.¿Extraño para quién? Seguramente para todo el que lo ve pasar. Pero si es un extraño, ¿Quiénes son los demás para afirmar que sin preocupaciones va? Todos siempre quieren tener la razón, todos tenemos tallado en la frente una frase, desde tiempos inmemoriales: las cosas son como las veo; aquel de pelo largo es un vago atorrante bueno para nada, igual que ese todo trajeado de ahí, mira la pinta de hijo de puta bárbara que tiene, y mirá la minita esa que salió atrás de él, flor de turra debe ser, mirá cómo revolea el orto, etc., etc. Ay, entonces, de todos nosotros extraños de pelo largo que sin embargo tenemos nuestra suerte decidida de boca de los demás extraños, los que dicen y escriben y cantan sobre lo que ven. Eso, o nos están queriendo decir otra cosa. ¿Acaso nos están queriendo decir que, mientras que el extraño de pelo largo sin preocupaciones va, el resto de la gente va con preocupaciones? ¿Y por qué entonces no poner la mirada sobre ellos, sobre el resto de nosotros que vagamos por las calles con nuestras preocupaciones revoloteando alrededor de nuestras cabezas de pelo corto?

Wednesday, August 20, 2008

Expulsado por la fuerza de esas latas de sardinas humanas infestadas de olor a desesperanza e indiferencia a unas calles iguales o peores, donde nada crece hace años a no ser que sea basura o aridez o algun germen de cadaveres, donde las tormentas se abrazan como amantes para desgastar cada vez mas la ciudad durante los meses dificiles, el camina hacia la rutina en un estado entre la pasion y la apatia por la vida que lleva, por la vida que los millones son obligados a llevar dia tras dia, una existencia gris impuesta por un Estado que controla mas de lo que uno se podria imaginar...Mientras todos los pensamientos negros y todos los sentimientos afilados se apelotonaban en mente y corazon, una de las caracteristicas densas tormentas se armaba en los cielos, y algo hizo click dentro del infeliz Ciudadano...La urgencia de un cambio.O muchos....

Thursday, August 14, 2008

Encontre la Eternidad. Estaba enterrada acá mismo, entre nosotros.
Los seres humanos somos eternos, porque nos define el conflicto. Todo lo que nos rodea está en mayor o menor medida empapado de conflicto, yin y yang, luz y sombra, todo se transforma en una bola de nieve.
La serpiente crece alrededor nuestro al punto en que no sabemos donde empieza, y no vamos a vivir para ver donde termina.
No solo eso, nada de lo que nos rodea hoy va a tener fin. Porque lo consumimos, y mientras lo consumamos, vamos a luchar por obtenerlo, mejorarlo, masivizarlo, extenderlo en el tiempo.

Saturday, June 28, 2008

El viento corre afuera. Más y más rapido. Un mundo cansado de que el tiempo se haga más y más corto, corriendo más rapido que el viento. Pero no más rapido que los días, que despues de todo, corren a la velocidad de los planetas.
Las alianzas se quiebran, y nos quedamos solos, del lado de adentro.
Voy a salir, pero aún no. El sol se quiebra, el silencio se quiebra, la voz se quiebra.
¿Qué me queda entonces más que esperar? No lo se, creo que no mucho.

Tuesday, May 20, 2008


fito paez putea mucho a esta ciudad; yo me pregunto por qué no se ira un poco a la mierda de vez en cuando (rosario tampoco es el paraiso).creo que es lo más cercano al infinito que alguien puede llegar a experimentar. algo inconmensurable. la ciudad, cualquier gran ciudad, el amor, y la música. cosas que no tienen medida, sin extension ni limite ni control.


cada vez que paso un rato, pienso en todo lo que puede entrar en una ciudad. miles de esquinas, en muchisimas esquinas un bar, y en cada bar gente, empleados, oficinistas, medicos, estudiantes, profesionales, gente sola, gente acompañada. en cada calle un colectivo, en cada colectivo un colectivero cansado que solo quiere terminar el recorrido.en cada calle que pasamos, stencils. en cada stencil una palabra, un discurso, una opinion o una cancion. en cada esquina un cartonero, un chico o un grande durmiendo en la entrada de un edificio o una galería. en cada barrio un kiosco abierto a cualquier hora, tratando de ganarle el mango a cada minuto que pasa. cada calle, casa, depto, colectivo, vagón, taxi, vereda, gente, noche, dia y noche de vuelta. y dia otra vez

Friday, May 02, 2008


Culpemos a los demás de todas nuestras faltas
una vez allí nadie nos podrá parar
el viento nos empujará muy fuerte
hasta el borde del abismo
y allí veremos si nos animamos a saltar

Hasta siempre, se despiden los amantes
esclavos de sus corazones que
no pueden olvidar ni castigar
La vida nos sirve un trago amargo,

que se endulza hacia el final

Las calles se manchan de sangre
somos Caín una vez más